The Word´s End
Y por fin llego el cierre de la llamada “Trilogía del Corneto
y Sangre”, creada por Edgar Wright. Quienes no sepan de lo que hablo, les
cuento que estamos ante esas trilogías compuestas por films independientes,
pero de temática similar. En este caso a pesar que las anteriores sean una
donde había zombies, y otra un parodia/homenaje al cine de policías, siempre
estaba presente la amistad, el corneto, la estupidez y sangre.
Gary King era el líder de su pequeña bandita de amigos. El sueño
de todos era recorrer La Milla Dorada de New Haven, que consiste en ir a doce
bares distintos para tomar una pinta de cerveza en cada lugar. Nunca lograron hacerlo
por el pedo que se agarraron, y la vida continuo, con cada integrante creciendo
y haciendo su vida. Todos salvo Gary, quien décadas después, vuelve a juntar a
la pandilla para terminar lo que empezar. Solo que esta vez extraños sucesos
pasan en New Haven.
Como verán, nuevamente se parte de una historia
convencional, que a medida que avanza se va volviendo hacia un género
especifico, con situaciones cada vez más “WTF?”. En Shaun of the Dead eran zombies (salían rápido), en Hot Fuzz fue una secta, y acá es una invasión
extraterrestre.
Si, leyeron bien, los marcianos hacen su aparición en la trilogía.
Ojo, a no confundirse y pensar que Paul es
parte de esta saga. Porque a pesar de estar protagonizada por Pegg y Frost, era
dirigida por Mottola, y la peli no era la gran cosa; contrariamente a esta.
Todo arranca como se supone que sería en base a la premisa. La
reunión después de muchos años del grupo que se pone al día, se pasan factura
por viejas vivencias y empieza el viaje.
Cuando las cosas no empiezan a salir como Gary quiere (básicamente porque
todos maduraron menos el), es cuando el guion da un volantazo y la cosa se
desmadra en el buen sentido.
Y es que pasamos de ver cinco ex amigos que intentan revivir
su camaradería, a cinco borrachines que tienen que enfrentarse a una invasión extraterrestre,
con un plan que consiste en seguir tomando mientras luchan por su vida.
De la trama poco más que decir, aunque cualquiera que venía
siguiendo las noticias sobre la peli, sabe de qué va, así que comentemos otros
apartados.
La química entre Peg y Frost sigue intacta. Si algo tiene
esta saga es que uno nota que la están pasando bien filmando juntos, acá eso se
acentúa. Pese a que los roles cambian (acá el inmaduro es Pegg y el adulto
Frost) le da un aire renovado a la cosa, ya que en la inversión de roles se nos
muestra a un Pegg totalmente sacado y desbordado en un personaje berborragico que
el actor interpreta a la perfección.
Los nuevos compañeros de aventura aportan un poco más de
nostalgia a la peli. Nos hacen acordar a nuestros propios grupos de amigos de
la infancia, y como cada uno fue cambiando. El que sale mejor parado tanto por
personaje como por actuación es Paddy Considine, con quien Pegg tiene más de un
duelo.
Quizás lo más flojo sea el personaje femenino (contrario a
la Liz de Shaun…). El personaje de
la siempre bella Rosamund Pike bien podría ser eliminado de la peli, que no
pasa nada.
La dirección de Wright vuelve ser perfecta para lo que se le
pide. Esta vez hay persecuciones a pie, peleas cuerpo a cuerpo (ya quisieran
algunas pelis de acción tener esas coreografías) y muchos efectos especiales,
que se ven todos claramente. Además de los ya recurrentes planos cortos a
detalles a priori tontos pero que causan gracia (ver servir agua).
Obviamente la peli (al igual que sus antecesoras) ni asomo
por los cines locales, dejándole lugar a pelis tan importantes como la de One Direction, Diana o todas las pelis clónicas a Mierdusculo. BRAVO.
The Word´s End es
un brillante cierre para una trilogía poco conocida por muchos, pero muy amada
por quienes la pudimos ver y supimos apreciar.
Si vieron las otras dos, la van a pasar bomba con esta, y si
no conocían nada (y eso que ya hable de las otras pelis acá), tienen una buena
excusa para hacerse una maratón con la “Trilogía del Corneto y Sangre”.
Un saludo haciendo fondo blanco.
Nota: 8 y medio
Jorge Marchisio
Mi face Yorsh A. Romero
Mi face Yorsh A. Romero
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