martes, 29 de julio de 2014

Outsiders con poderes


Misfits






La verdad que hacia tiempo que me habían hablado de esta serie, pero por priorizar las que están saliendo ahora, o colgarme con otras, la fui posponiendo. Así que ahora que estamos en pleno párate de mitad de año, me decidí a verla. Tenían razón quienes me la recomendaron.


Un grupo de adolescentes ya creciditos tiene que trabajar en un centro comunitario para poder seguir en libertad condicional. Luego de una misteriosa tormenta les de de lleno, cada uno de ellos tendrá súper poderes, que lejos estarán en usarlos para hacer el bien; y si para poder seguir con su vida de sexo, alcohol y diversión.

Antes que piensen que estamos ante una serie de superhéroes, o de gente que lo quiere ser, les digo que no. Acá prima la comedia, el humor zafado, el sexo y el querer pasarla bien pese a todo.

Lo primero que me llamo la atención es lo constante que se van al carajo los protagonistas, en especial Nathan, personaje que solo tarda dos capítulos en convertirse en el favorito. Pero antes de seguir, hay que hacer una aclaración fundamental.

A medida que las temporadas avanzan, en especial, al término de la tercera, por diferentes motivos los actores originales se van yendo y son reemplazados por otros en papeles distintos. Si de por si cuesta tomarle aprecio a los nuevos, a eso hay que sumarle el bajonazo total que pega la tira y el poco carisma que tienen estos reemplazos.

Al igual que como paso con Héroes, acá también esto deja de pasar de ser una historia de gente (olvidémonos de lo morales que eran unos y otros) con poderes, para terminar transformándose en un culebrón donde si se ve algún don especial por capitulo hay que estar agradecidos.

Seguramente a esta altura se deben estar preguntando ¿Si de cinco temporadas solo tres son buenas, vale la pena? Sí y no. 

Por un lado si, las primeras tres temporadas son geniales, pese a que se va un personaje y entra otro, las historias son muy buenas, y cuando los personajes dejan de irse al carajo y maduran un poco, las tramas ganan más en epicidad en contrapunto a la perdida de adolescencia al estilo American Pie.

Pero por otro lado da bastante pena como algo que había empezado tan bien, se vuelve tremendamente aburrido (la cuarta temporada es pésima). Los nuevos personajes no le llegan ni a los talones a los anteriores, y de a poco la serie se va tornando una de Cris Morena donde priman las relaciones en pareja y que todos tengan novia, a verlos fuera de control. Ya ni hablemos del uso de poderes, que brilla por su ausencia.

Misftis es otro buen ejemplo que a veces los productores quieren seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro sin saber que el producto no da más de sí, y terminan atentando contra su propia creación. Igual quien se engancha con esas cosas suele ser un público fiel que lo va a ver hasta el final (como mi caso).

Para los que quieran ver algo distinto en esta etapa de párate entre los grandes tanques televisivos, y viendo que salvo honradas excepciones las series nuevas son bastante flojas, Misfits es bastante recomendable pese a la marcada desigualdad que hay en la mitad del ciclo.

Eso sí, mentes abiertas, que si no les gusta lo chabacano, el humor negro, acido y fuera de control, vayan viendo otra cosa mejor.




Un saludo sin saber que poder elegir.



Nota: 7


Jorge Marchisio
 

martes, 22 de julio de 2014

Necesidad por algo de coherencia


Need For Speed      







No es la primera vez que un videojuego es llevado a la gran pantalla. Los que rondamos los treinta años recordaremos esas horribles películas de Mario Bros o Mortal Kombat (aunque la primera no era aburrida al menos). Pero desde hace nos años el principal material de adaptación son los comics, mientras que esta clase de pelis salen en cuenta gotas. Y viendo el esperpento que nació de esto, entendemos por qué.

Tobey es un eximio mecánico y piloto en carreras ilegales. Luego de pasar dos años preso por una trampa que le tendió su rival en profesión, Dino, la única meta de Tobey es vengarse. Pero no será fácil, para poder humillarlo públicamente debe entrar en la carrera más importante del circuito ilegal, De Leon. Con la ayuda de sus amigos, y la hermosa e inteligente Julia, Tobey deberá atravesar medio país sobre un auto, evitar a la policía y a los caza recompensas enviados por Dino.

Antes de empezar con la masacre, debo decir que los videojuegos de conducción y carreras me aburren bastante, por lo que salvo ocasionalmente, no jugué a la saga Need For Speed, y por ende, no sé si esta peli está basada en alguna entrega, o fue solo”creación” de los guionistas; así que voy a juzgar la peli por lo que es, una peli.

Primero que nada este film va a darles esperanza a muchos estudiantes de cine, de que algún día podrán filmar sus proyectos. Porque me parece inexplicable como es que aprobaron el guion de esta cosa, o como el director dirigió tan mal un elenco mínimamente decente.

Seguramente muchos fans de Breaking Bad se acercaran a esta película por la mera presencia de Aaron Paul (como fue mi caso). Bueno, no caigan en la tentación y aléjense de esta porquería; porque lejos esta el ex Jesse de mostrar lo que vimos en la serie de la metanfetamina.

El villano y la chica también, pesimamente mostrados. El malo maloso es de risa, la mayoría de las maldades que hace son absurdas y patéticas, más como si fuera un nene grande y no un hdp. Lejos quedo esa actuación carismática que ofreció Dominic Cooper como Howard Stark. Y de Imogen Poots nada se puede decir. Para ser chica florero, se la pasa el 90% de la película sentada y solo podemos verle esos bellos ojos y nada más.

Como único merito que se le puede dar al director, es que en las persecuciones (que seguramente hay una cada diez minutos clavadamente), emula los planos vistos en los videojuegos. Tanto sea del auto de afuera, como las manos del conductor o la vista aérea e ese forzado vehículo aéreo.

Porque para que una película termine de ser mala con ganas, no solo están las pésimas actuaciones, el mal trabajo del director, sino también una trama estúpida e incoherente que insulta al espectador.

A grandes rasgos el esqueleto argumental es genérico. El bueno quiere derrotar y humillar a su rival en el medio que se mueven, y en el camino tiene que superar unas pruebas que lo harán descubrir cosas sobre sí mismo. Hasta ahí ningún problema porque de ahí salieron grandes películas.

El tema es que para poder ganarle a su contrincante, Tobey tiene que atravesar medio país a bordo de un auto (que encima al final usa otro). Si fuera una prueba de supervivencia podría haber pasado, pero el tema es que en un momento un amigo con un helicóptero lo hacen cruzar un enorme lago. Digo, porque no lo llevan colgando y ya. Y de esas hay varias situaciones absurdas, como verlos cargar nafta sin detenerse.

Lo que podría haber sido el inicio de una saga para competirle directamente a las Rápido y Furioso, termino siendo una de las peores películas del año, y que en comparación con la antes citada, la hace quedar como si estuviéramos hablando de la saga de El Padrino.

Need for Speed es lejos la peor película que vi en el año (y pensar que casi la veo en cine). No solo por desaprovechar a un actor en ascenso, o el nombre de una licencia que seguramente iba a atraer a varios fans; sino porque recurre a todos los tópicos obvios de esta clase de films, y para peor, cuando intenta ser original, solo hace sentir vergüenza ajena.



Un saludo odiando a los autos.



Nota: 2



Jorge Marchisio
 

viernes, 18 de julio de 2014

Familia, hogar, futuro


El Planeta de los Simios: Confrontación    






Por todos es sabidos que El Planeta de los Simios es una de las sagas emblemáticas en la historia cinematográfica de la ciencia ficción. Y también todos estamos de acuerdo que gracias al despropósito monumental que hizo Tim Burton, la saga se hundió en el imaginario popular. Por eso que hace tres años todos nos asombramos cuando vimos como no solo la historia de los monos revivía, si no que se convertía en el mejor film de su año, y es hora de saber que paso después.

Pasaron diez años desde que el mismo virus que convirtió a los simios en seres más inteligentes, asesino a la humanidad casi hasta la extinción. Cesar vive con los suyos alejado de la ciudad, en el bosque que lograron conquistar. Del otro lado del puente un grupo de sobrevivientes al borde de quedarse sin recursos energéticos, decide poner en funcionamiento una represa para tener electricidad. El problema es que la represa está del lado de los primates. Simios y humanos deberán ponerse en contacto mientras intentan mantener la paz.

Si bien es una secuela de lo visto en Rise of Planet of the Apes, estamos ante esos casos que no es necesariamente obligatorio ver la anterior, ya que la historia pasa diez años después. Así que el reparto original, tampoco vuelve.

Lo primero que llama la atención es que esta vez los monitos tienen muchísima más importancia en la historia. Se nota que de a poco la nueva saga intenta acercarse a aquel film original del 68, y lo va logrando, pero con el merito suficiente como para que esta nueva trilogía sea considerada como algo independiente y no dependa de la fama del material original, como si paso por ej con Star Wars.

Gran merito de esto es pura exclusivamente de Andy Serkis. Quizás uno de los mejores actores desde hace rato, pero que pocos conocen su cara, ya que suele prestar sus gestos a personajes digitales. Acá Serkis hace el papel de su vida, no solo porque su trabajo para crear a Cesar hace dudar constantemente si estamos ante un simio real o no, si no que la mezcla entre gestos animales y la ya entrada humanización del personaje, se ve natural.

El resto del elenco acompaña bien, pero es que lo de Serkis es para aplaudir de pie. Y no por nada en los créditos finales sale como actor principal. Bien ganado lo tiene.

Como dije, los simios ganan protagonismo, y volveremos a ver viejos conocidos de la primera entrega. Maurice (ese mono horrible rojo), Rocket (aquel que vence Cesar estando en cautiverio) y principalmente a Koba, el de la cara deformada. Sin entrar en muchos detalles, es notable lo bien que y natural que está ganada la relevancia de este primate gracias al buen trabajo de los guionistas.

Y no por nada lo único que repite junto con Serkis de la primera entrega es el grupo de guionistas. Se nota que hicieron la saga suya y están pensando en contar algo a largo plazo, pero a la vez haciendo cada eslabón de esa cadena argumental muy sólido como entrega individual también.

Como buen film de ciencia ficción que se precie, acá no solo veremos efectos, sino que también hay un mensaje debajo de una historia entretenida y que fluye naturalmente.

Para los que esperen ver constante escaramuzas entre humanos y monos, explosiones, tiros y demás cosa golda, van errados. Primero porque ya desde la anterior peli se vio que la trama va para otro lado, y segundo, porque la propia historia no lo pedía.

En la primera película vimos como cuando los científicos juegan a ser dios, pueden mandarse cagadas importantes. Acá vemos como la intolerancia, el prejuicio y resentimiento no solo no lleva a nada bueno, s no que también puede atentar contra nosotros mismos y los que más queremos (hermoso ese último plano y dialogo entre Malcolm y Cesar).

La verdad que podría estar hablando páginas y páginas sobre esta película, que en resumidas cuenta, supera a su predecesora casi sin despeinarse, y deja el camino planteado para un final de saga que si cumple todo lo prometido hasta ahora, puede llegar a quedar en la historia del cine.

El Planeta de los Simios: Confrontación es por lejos la mejor película pochoclera del año, y una de las mejores de todos los rubros, que seguramente se terminara metiendo en todos los top ten. Y no es para menos, así que no se hagan la del mono y vayan a verla.




Un saludo protegiendo a los que más quiero.



Nota: 9

Jorge Marchisio