007: Operación Skyfall
Después del rotundo éxito de Casino Royale y la aceptable Quantum
of Solace, la tercera entrega de Bond con Daniel Craig en el protagónico
era obvia. Por desgracia la delicada situación financiera de la MGM, que casi
la lleva a desaparecer, hizo que la película se pospusiera años y años.
Después de salvarse de pedo de la quiebra, y disipar el
rumor que ponía a Craig distanciándose de la franquicia, por fin llego la tan
esperada 23º película del espía por excelencia, Operación Skyfall.
Esta vez Bond vuelve tras un retiro no forzado, cuando una lista con las
identidades de todos los agentes del MI6 caen en manos de alguien con cuentas
pendientes para con M. Bond deberá enfrentarse a alguien que lo supera en
recursos, lo iguala en inteligencia, pero por sobre todo, Bond deberá probarse
a si mismo de que aun es útil en un sistema que en apariencia quedo obsoleto.
En el 50 aniversario de la creación del personaje nos llega
esta nueva entrega dirigida por Sam Mendes y protagonizada (por tercera vez)
por Daniel Craig. Y lejos de ser una película rimbombante y que busque la
espectacularidad, decide mirar para adentro del personaje y su pasado.
El guion escrito por el trio Purvis, Wade y Logan apunta
directamente a re visionar al personaje con la actualidad. Planteando si en un
mundo dominado por la tecnología, donde alguien con una pc puede poner en jaque
a cualquier sistema de seguridad, los espías nacidos en la Guerra Fría aun son útiles
o funcionales. Este sin dudas para mi es el mayor acierto de la película.
Quizás esto se vea mejor presentado a través del personaje
de Q, quien esta vez lejos de proporcionarle al héroe artilugios imposibles
como armas escondidas en objetos normales, solo es apoyo logístico y
contrapunto en los diálogos que muestran el viejo mundo de la Guerra Fría en
contrapunto con el dominado por la computación.
El otro gran acierto del film viene de la mano del villano
mismo, interpretado por Javier Bardem. El español sabe darle esa cuota de excentricidad
que todo malo maloso carismático de la saga debe tener. Dicha actuación viene apoyada
con la construcción misma del personaje. Si Bond es una “especie en extinción”,
Silva (nombre del personaje de Bardem) no solo iguala a Bond en habilidades, si
no que lo supera en utilización de tecnología.
Pero así como el villano puede usarse como ejemplo de lo
bueno del film, también se lo puede utilizar para comentar lo malo. Como por
ejemplo, lo poco que sale para el bombo que se le dio y lo bien construido e
interpretado que esta. Y esto es por culpa de lo larga que es la película, adoleciendo
muchísimo las dos horas y veinte que dura. Seguramente con veinte minutos menos
estaríamos hablando de una obra mucho más redonda.
Y el otro gran problema del film es el propio Sam Mendes. Ojo,
es un director que me encanta, pero en su propio terreno como es el drama. Queda
muy en claro que la acción no le sienta bien, y así como en escenas de diálogos
se nota su mano, en las secuencias trepidantes se nota su falta de experiencia.
Ahí esta esa persecución inicial con constantes saltos de eje que se notan, y
si se notan, es que esta muy mal filmada.
007: Operación Skyfall
es un buen homenaje y regalo de aniversario para el propio personaje. Si bien
esta lejos de ser esa obra maestra que resulto Casino Royale, Skyfall
es un lindo regalo para los fans, que recuerda el pasado con nostalgia, pero mira
esperanzador al futuro.
Como lo hace el propio Bond llegando al final.
Un saludo desde el Aston Martin.
Jorge Marchisio
Mi face Yorsh A. Romero
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