martes, 7 de mayo de 2013

El club de los asesinos seriales


The Following  



Y llega al final esta serie despreciada por muchos, y defendida por otros tantos (ahí estoy yo). Y con la conclusión llega el tiempo de análisis donde intentare justificar porque esta serie si es buena, diga lo que se diga.

Recordemos que todo empezó cuando el asesino serial Joe Carroll se fugade prisión para matar a una víctima que se le escapo, pero tras lograrlo es devuelto a la cárcel de forma rápida y fácil. Los agentes del FBI nunca sospecharon que estaban ayudando a Carroll al hacer eso, ya que desde su encierro, había logrado reclutar centenares de personas, asesinos pasivos que con la presencia de un líder, no dudaría en matar para cumplir las órdenes de Carroll.

Esta serie supuso el debut en la pantalla chica de Kevin Bacon (el clon de Matías Martin); así como la inclusión del reparto de James Purefoy, actor poco conocido en el cine pero de enorme recorrido en las series (se lo puede ver en Roma) y con un talento enorme.

Uno de los mayores méritos de la serie fue que en ningún momento se hizo repetida o esquemática. Si bien no entra en el género “serie de procedimiento” (Dr. House o Lie To Me), por la trama, los guionistas bien podrían haber caído en la tentación de repetir un patrón capitulo a capitulo, pero lograron evitarlo con bastante muñeca.

Así es como entonces al agente especial Hardy (Bacon) la cosa se le va complicando cada vez más con el avance de la historia. No solo porque el plan de Carrol es casi perfecto y lo tiene como centro de sus maquinaciones, si no que la mujer que ama, y su hijo, están en peligro por dicho plan. A eso sumémosle la secta de asesinos que tiene a su cargo el villano, punto que también le termino jugando en contra no solo al héroe, si no a la propia serie.

El hecho de que no sea contra un solo asesino al que se enfrenta Hardy, si no a un centenar de ellos que solo necesitaban un líder; es bastante interesante a priori. Lo malo es cuando el recurso se sobre uso, al grado casi de quemarlo, dando como resultado que el espectador ya no se crea los giros de guion, y que al ver que uno de los “buenos” se pasa de bando, se le dibuje una sonrisa incrédula en la cara.

A esto hay que sumarle los grandes cambios que sufrió la serie desde su primer capítulo en relación a los demás. Es sabido que en los pilotos hay muchas cosas que luego a lo largo de la tira no vuelven a salir. Pero si se hace tanto énfasis en algo, como el tema del alcoholismo de Hardy, y como este trabajando de nuevo con el FBI era más un dolor de cabeza para el “buro” y no una ayuda, parece incomprensible que luego eso jamás se volviera a ver.

A pesar de algunas críticas la serie funciono en audiencia, y pese a que todo apuntaba a una única temporada con un final a lo grande, los guionistas supieron dejar las cartas servidas para un segundo año.
De todas formas y en opinión personal, pienso que esta clase de series no debe durar muchas temporadas. En realidad ninguna serie debería pasar de las cinco, si no se  termina quemando al personaje (y te miro a vos Dr. House). Pero la propia historia no da para alargarla demasiado.

Tildada de aburrida por algunos (luego miran y defienden Mad Men…), The Following fue bastante entretenida y supo ser un aire fresco en la pantalla chica. Curiosamente convivio con Hannibal y Bates Motel, así que  parece que el tema de los asesinos seriales está de moda, para suerte de todos los sanguinarios.


Un saludo citando a Poe.


Nota de la temporada: 8


Jorge Marchisio
Mi face Yorsh A. Romero

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