viernes, 6 de junio de 2014

La ley del más boludo


A Millon Ways To Die in the West    






Después del debut cinematográfico con gente real de Seth Macfarlane, y la buena recepción que tuvo tanto en público como en critica especializada, todos esperábamos su nueva película. No porque tenga algo que demostrar, ya que tiene más de diez años de carrera como productor, guionista y director, si no para volver a reírnos. Esta vez sin personajes digitales y con el mismo como cabeza de elenco, nos adentramos en el lejano oeste.

Albert es un ovejero perdedor en un pueblito del lejano oeste de 1880. Si su vida de por si apesta, ahora que su novia Louise lo deja por el niño rico del pueblo, apesta mucho mas. A punto de irse a probar suerte a otra ciudad, llega al lugar la misteriosa y bella Anna, de la que se hará rápidamente amigo. Lo que no sabe es que enamorarse de Anna puede hacer su vida mucho peor.

No les voy a mentir, esta era una de las películas que mas esperaba este año. Primero porque la comedia que hace Macfarlane me gusta, además que el film tiene un elenco de lujo, y encima pasa en el lejano oeste. Y quizás le puse demasiado fichas a la peli.

No digo que estemos ante una mala película, que definitivamente no lo es. Pero es que inevitablemente la vamos a comparar con Ted, y puestas en la balanza, esta sale perdiendo por goleada.
Lo primero que me llamo la atención es que Macfarlane recurrió al humor más obvio de todos: las caídas y las flatulencias. Los pedos, eructos, diarreas, meos, tropezones y golpazos en la cabeza inundan la película, y por desgracia, menos de la mitad de esos gags son efectivos.

Otro de los mayores problemas que tiene el film, es que al estar situado en el lejano oeste, los personajes en sus diálogos no pueden recurrir a la cultura pop actual como si pasaba en Ted, o sucede en Padre de Familia y sus derivados. 

A esto hay que sumarle algo que los amigos de Alta Peli comentaron. En Ted no teníamos ni la más remota idea de que iba a pasar a nivel trama, acá ya desde el minuto cero sabemos que Albert se va a quedar con Anna pese a todo.

Entonces, si tenemos situaciones previsibles, chistes básicos, casi nulas referencias a la actualidad ¿Estamos ante una mala película? No, rotundamente no.

Pese a la obviedad que generaliza el film, en el medio hay chistes bastante buenos. A esto hay que sumarle la marca de la casa, es decir, personajes contando algo y acto seguido el flashback que muestra lo que pase. Eso y un par de cameos bastante graciosos.

Macfarlane también tiene la buena puntería de desperdigar la obviedad a la que recurre en toda la película,  dando como resultado de que estemos gran parte del film con una sonrisa como mínimo.

A esto hay que sumarle la pericia de los actores. Giovanni Ribisi y Sarah Siverman son naturalmente graciosos cuando hacen comedia, y si encima los ponen como pareja, la química es innata. A esto hay que sumarle al enorme Neil Patrick Harris que en cada escena que sale se roba la película, de hecho, se echa en falta que no salga mas. Macfarlane como actor cumple, aunque su cara de pancho ayuda al personaje.

Pero como lo mejor y lo peor tenemos a Charleze Theron y a Liam Neeson. Theron sorprende en la comedia, casi como si fuera su género más común, además de que es bellísima y su personaje resulta el mejor construido. Neeson en cambio muestra que no está para estas cosas, su malo es de manual y sus intentos de chistes no son graciosos.

A Millon Ways to Die in the West es una efectiva película, que cumple y nada más. Lejos esta de ser una genialidad como la del osito de peluche, pero esta por sobre la media de un genero híper poblado.

Algo es algo.



Un saludo con la puntería desviada.



Nota: 7


Jorge Marchisio
Mi face  Yorsh A. Romero



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