martes, 13 de enero de 2015

Que nadie se atreva, a tocar a mi perro



John Wick       




Keanu Reeves hace rato perdió el rumbo a la hora de elegir películas. Claro ejemplo fue esa cosa rara de 47 Ronin que salió el año pasado, donde él ni siquiera estaba pensado como protagonista. Pero cuando salió el tráiler de esta peli, a todos nos llamo la atención. Y los que seguimos nuestra intuición, hicimos bien.

John Wick parece que no tiene nada por lo que vivir. Su esposa murió de cáncer y nunca tuvieron hijos; pero su amada le hace un regalo post morten para darle sentido a su vida: un perro. Luego de un encontronazo con unos rusos, estos invaden su casa para robarle su auto de colección. En el incidente la nueva mascota muere, por lo que John deberá volver a sus viejos hábitos para cobrar venganza de quienes le sacaron su único compañero.

De entrada hay que decir que el catalizador de la película es todo un fucking acierto y sorprende como nunca nadie lo uso antes. Ya vimos como la venganza se buscaba por la muerte de una esposa, hijos, hermanos, haber arruinado la vida del protagonista. Pero creo que nunca fue pura y exclusivamente por el perro.

Si a esto le sumamos la historia que viene de fondo con el pichicho, creo que todos con un mínimo de cariño hacia las mascotas haríamos lo mismo que John. Y los que no aman a los perros merecen morir.

Perdón, bueno, volviendo. Más allá de cómo viene el tema de la venganza, tenemos que tener en cuenta que solo es el disparador de la historia, y que la película se tiene que sostener el resto del metraje; cosa que lo hace con creces.

Porque detrás de eso se destapa toda una maraña de personajes y un mundo oculto muy bien trabajado. 

En esta clase de películas solemos ver poco del pasado del protagonista. Con un par de pinceladas suele alcanzar para que todos tengamos una idea de cómo era. Acá literalmente el protagonista vuelve a ser lo que era antes, y así entramos en el mundo de los asesinos a sueldo. Sus códigos, sus contactos, sus amigos (el tema del hotel me pareció una genialidad). Pero además, desde la concepción misma la peli ya suma puntos.

El primer acierto del film fue el estilo de acción que se uso. Por suerte no metieron artes marciales, no peleas cuerpo a cuerpo fumadas. Perdón a quien le guste, pero para mí las pelis que recurren a eso pierden todo mi interés.

Acá volvimos a la vieja fórmula del tiroteo duro y seco. Muchos intercambiando balazos contra uno, y cuando llega el momento del enfrentamiento corporal, apenas es unos forcejeos hasta que uno logra hacerse con una pistola y matar al otro. Traducido, acción a la vieja escuela, digna de los 80-90 y que en este nuevo milenio supo revivir gracias a Búsqueda Implacable.

A esto hay que sumarle que Keanu parece que se acordó que alguna vez había sido actor y cumple muy bien su rol de asesino frio y sin titubear. De hecho su constante expresión gélida ayuda bastante al personaje. Ojala que siga en esta línea de pelis.

Pero no todo es perfecto. Pese a que tanto el protagonista como varios secundarios están bien trabajados, el grupo de villanos es bastante pobre. Y es que no dejan de ser mafiosos genéricos. Un desperdicio viendo los actores que interpretan a los dos malos principales.

A esto hay que sumarle que en el tramo final, la película se siente un poco larga sin necesidad. Unos quince minutos menos de metraje le  hubieran quedado perfectos.

John Wick no es una obra maestra, ni una oda a la originalidad. Pero como película de acción muestra que cuando se quiere, se puede hacer buenos productos, y que pese a lo que muchos digan, el género no está muerto.

Solo hay que saber con que tipo meterse en el guion, para que de como resultado algo entretenido.



Un saludo acariciando al perro.



Nota (poco objetiva): 8



Jorge Marchisio

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