martes, 23 de abril de 2013

Vecinos en guerra


Fase 7  






El cine argentino es un tabú para muchos. La gran mayoría desprecia y habla de las pelis nacionales como si fueran un género en sí, y seguramente solo habiendo visto menos de cinco films. Y por más que esté de acuerdo en que últimamente, la producción local en masa se basa en “pongamos a Darin haciendo de Darin” o “contemos historias ínfimas haciéndonos los profundos”, también hay que saber mirar y no quedarse con lo más conocido. Siendo así, uno se da cuenta que de vez en cuando salen pequeñas joyitas como Fase 7.


Coco y Pipi son una joven pareja que vive en un edificio recientemente construido. Sin previo aviso las autoridades ponen en cuarentena el lugar debido a una pandemia mortal que está azotando al mundo. A medida que pasa el tiempo, las provisiones de cada vecino empiezan a escasear y la tensión entre todos se va haciendo cada vez más insoportable.


Quizás todos se acuerden del 09 cuando se desato la famosa Gripe Aviar, que en realidad no fue tan asesina como se la describía, pero causo una ola paranoica en la gente pocas veces vista. Casi no se veía personas en la calle y los pocos que andaban eran con barbijos, se cerraron teatros y cine y se pedía que todos se llenen de suministros. Y la verdad que toda esta locura daba para una película que no tardo en estrenarse.


Y esto es lo que hizo el director y guionista Nicolas Goldbart. Sin mencionar directamente a la famosa enfermedad, Goldbart toma un grupo de personas de distintas personalidades (los vecinos chismosos, el paranoico, el que esconde más de un secreto y los normales que quieren vivir y dejan vivir) y los encierra en cuarentena en un edificio. De hecho estoy casi seguro que cuando Goldbart definió los personajes y el contexto, el guion le salió prácticamente solo.


La peli cuenta con un tono ultra bizarro. Lo que en apariencia va a ser una historia de enredos va con un tono in crescendo convirtiéndose de a poco en una burrada total. Sangre, gore y humor  (del normal y el negro) conviven de forma magistral, haciendo que la película sea una especie de Serie B pero con presupuesto. De hecho por bastantes tramos recuerda al cine desenfrenado de Alex De La Iglesia. 


Otro de los puntos fuertes es lo bien que se desempeña el elenco, en especial los tres actores principales. Daniel Hendler haciendo del tipo boludazo al margen de todo (algo que le sale perfecto siempre), Federico Luppi en un papel poco visto en su carrera. Pero quien de verdad se come la peli es el inefable (en el buen sentido de la palabra) Yayo. El cordobés tiene las mejores escenas y parlamentos de toda la película, donde destaco principalmente esa donde toma mates con una máscara de gas puesta.


Y todo esto que vengo contando no es la simple opinión de un fan, si no que gente más formada que yo supo valorar las cualidades de esta peli. Recordemos que el film gano el premio a mejor guion en el festival de Stiges, una especie de Oscar del cine de género.


Obviamente por ser una peli de genero aca se le dio nula publicidad, pero por suerte el boca a boca le dio la suficiente propaganda como para que la peli se mantenga casi dos meses en las carteleras de los multi cines más importantes.


Fase 7 es una clara muestra de que el cine de género se puede hacer en Argentina, y que pese a que la prensa (cuando no) le dio la espalda, la gente supo valorar su calidad y es por eso que se encuentra entre las pelis argentas preferidas de los últimos años para todos los que la vieron.




Un saludo preparando el traje anti bacterias.




Nota: 8




Jorge Marchisio
Mi face Yorsh A. Romero

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