El Lobo de Wall Street
Se quiera o no, cada nueva película de Scorsese es un evento
cinematográfico que llama la atención. Si, muchos dirán que está a años luz de
su mejor momento y blablá, pero eso no quita que el talento lo siga teniendo. Quizás
molesta que en esta etapa haya decidido alejarse un poco del mundo del gánster;
aunque si uno sabe mirar, sus temas de siempre siguen estando ahí, como en este
peliculón.
Jordan Belfort tiene un sueño claro: ser multimillonario. Luego
de un primer intento fallido como corredor de bolsa en Wall Street, decide no
bajar los brazos y arrancar en una pequeña oficina. Lo que parece un trabajo
sin futuro, lo hace ver que puede realizar su sueño si empieza a estafar a
gente ingenua haciéndole comprar acciones de empresas pedorras. De la nada
Belfort se vuelve un Robin Hood de los ingenuos, mientras su cuenta bancaria y
la de sus amigos se incrementa hasta las nubes.
Pese a su extensa (quizás demasiada) duración, estamos ante
la mejor película de Scorsese en años. Diría incluso desde Pandillas de Nueva York.
¿Por qué? Porque pese a que la trama va sobre estafadores,
inescrupulosos y gente que derrapa constantemente, la historia también le permite
al director jugar son los elementos que marcaron su filmografía: el hombre que
logra su sueño pero que termina mal, la amistad entre los hombres y la mujer
como la mayor tentación.
Di Caprio también es gran responsable de que esta película sea
casi perfecta. Lejos de sus personajes mas serios, acá el carilindo toma elementos
de su último gran personaje y los lleva al límite. Acuérdense de su Calvin
Candie en Django Unchained, ahora
tomen esa verborragia y multiplíquenla por mil. Totalmente desaforado, Di
Caprio pasa gran parte del film drogándose y dando discursos a los gritos,
mientras que en la otra mitad lo vemos con resaca y cagando gente. Seguramente
no va a ganar el Oscar, pero como mínimo merece estar nominado.
Con un personaje así es fácil imaginar su ascenso y su
estrepitosa caída. Y acá es cuando el factor amistad se hace presente.
Jonah Hill vuelve a demostrar que los papeles serios le
quedan bien (aunque tiene unos pasos de comedia que son de lo mejor de la peli).
Como suele pasar en el cine de Scorsese, los mejores amigos suelen ser los
peores, porque a la larga le terminan cagando la vida al protagonista, y acá
vuelve a pasar. Atentos a la escena
donde pasa esto, es de lo más bizarro que vi hace tiempo.
Los paralelismos con Buenos
Muchachos son más que evidentes. De hecho a medida que veía la película iba
comparando escenas mentalmente, y pese a que las historias son de mundos
distintos, las semejanzas son más que obvias.
Quizás el rol de la mujer acá queda en un segundisimo plano.
Y es que en Goodfellas el rol
femenino cobraba una importancia poca veces vista en Scorsese, mientras que acá
gran parte de la película es un florero. Tanto para la historia como para el
personaje de Belfort sus dos mujeres son un adorno. Eso sí, quizás sean ellas
las que terminan de asestar el golpe de gracia.
Muchos se quejaran del montaje caótico que tiene el film. Algo
nada nuevo en el cine del anteojudo de NY. A lo largo de su carrera sabemos que
la continuidad y los cortes y pegues de plano es algo que poco le importa. Seguir
quejándose de eso a esta altura es sinónimo de que se vio poco cine de
Scorsese.
La mayor contra que tiene la película es su duración. Gente poco
acostumbrada a films tan largos van a salir del cine puteando, a eso hay que
sumarle sus nulas escenas de acción, por lo que a quienes les moleste que se
hable mucho en una peli, mejor esperen a verla en dvd.
Si, sabemos que atrás quedo la época dorada de Scorsese, y
que difícilmente veamos joyas como Goodfellas,
Toro Salvaje o Taxi Driver. Pero así como el mismo director está a leguas
de ser lo que fue en el pasado, también está a leguas de la mayoría de los
directores jóvenes actuales. Y es por esto que toda película suya nueva debe
ser apreciada.
Un saludo vendiendo una lapicera.
Nota: 10
Jorge Marchisio
Mi face
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